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Abr

En la árida Región de Antofagasta, en Chile, la escasez de agua es un desafío constante. Sin embargo, la desalinización se ha convertido en una solución crucial para garantizar el suministro de agua potable y satisfacer las necesidades de la población y la industria.​

El sistema de desalinización de Antofagasta aprovecha la abundante agua de mar disponible en la costa para producir agua dulce mediante procesos de ósmosis inversa. Esta tecnología avanzada elimina la sal y otros contaminantes, ofreciendo agua de alta calidad  apta para el consumo  humano y actividades industriales

Una de las plantas más destacadas es la Desaladora de Aguas de Antofagasta (ADASA), que produce hasta 2200 litros por segundo de agua potable, beneficiando a más de 300 mil personas. Este proyecto, impulsado por inversión privada, ha sido fundamental para mitigar la escasez hídrica en la región y garantizar un suministro confiable de agua durante todo el año.

La desalinización no solo asegura el abastecimiento de agua para consumo humano, si no también impulsa el desarrollo económico y la sustentabilidad ambiental. Al reducir la dependencia de fuentes de agua dulce limitadas y vulnerables, se protegen los ecosistemas locales y se promueve el crecimiento de sectores como la minería y la agricultura.

Además, el uso de energías renovables en la operación de estas plantas, como la energía solar, contribuye a la reducción de emisiones de carbono y a la transición hacia una matriz energética más limpia y sostenible.​

El sistema de desalinización en la región de Antofagasta es un ejemplo de innovación y adaptación frente a los desafíos del cambio climático y la escasez de recursos hídricos. Continuar invirtiendo en estas tecnologías y promoviendo la gestión eficiente del agua es fundamental para asegurar un futuro próspero y sustentable para la región y sus habitantes.

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